domingo, 1 de septiembre de 2013

Siria

Ya a los lejos resuenan los ladridos
de sabuesos con alma de metal frío
que buscan con fanfarria imperial
el licor negro que a sus garras embriaga.

Sus narices azul y rojas cruzan mares
y océanos, olfateando el temor
de inocentes rosas parapetadas
en sueños inconclusos de una tierra
donde no decidieron nacer.

La angustia apaga el sol naciente
sobre el desierto bañado por la historia
de un pueblo amalditado por el oro negro.

Mientras los caudillos del perro mayor
clavan en sus mapas de trece franjas
las yemas de sus dedos mustios, que darán
una nueva página roja al calendario gris
de la pobre existencia humana.


Federico Paz

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