domingo, 25 de agosto de 2013

Muerte


Grietas radiantes del suelo encorvado,
cojan ya esta alicaída caminata...
rebuznen con sus manos prístinas
y llenen el vacío que dejo en el aire.

Sigan con regocijo el camino floral
que muestro en mi olor a mal,
a destierro y desencanto
¡Cojan de una vez el ruido de mi alma!

Ya la calma desenfrena mis pasiones
rehúye por los rincones de mis mejillas
mientras surca ríos confinados
en mi mentón
azul y rosado
curioso
desechado…

¡Oh pedregales morosos con la historia!
repitan conmigo mi triste caminar
y sofoquen con lluvias horizontales
las paginas rotas de mi lánguida vida

Consúmanme con sus respiros verdosos,
tráguenme como a la fruta malnacida
retribuyan con mi carne el sacrificio burdo
de las costillas del hombre.

Grietas de la agrietada madre
rompan el silencio obscuro de mi voz
con do mayor marquen la tónica de mi pecho
y dejen que mis cabellos crezcan raudos
en la raíz de una flor,
negra tal vez
rosa tal vez.

¡Oh sol naciente en el horizonte de mis pestañas!
abruma mi aire con furia desmedida
deja ya que de mis palmas brote vida
vida real
vida áurea y póstuma.

Deja resecar mi frente con el cariño de tu mar
y acariciar al fin las tiernas fauces
de un desierto inconmensurable
llamado muerte,
hermosa muerte.

Federico Paz

La vida y la Muerte - Gustav Klimt

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