De la poesía limpia
que deja la lluvia al
caer,
brotan razones,
emociones
y sentimientos.
El reflejo de una
húmeda hoja
en el camino, muestra
la esperanza
sellada en un suspiro,
un abrazo sin brazos,
un beso sin roce.
Las nubes corren en
silencio
mientras envuelven las
caderas de la noche,
cubriéndolas de un
sol reluciente
que llama a renacer
y reconocer
que poema que nace
sincero, puro e
inocente,
es poema que no
muere.
Federico Paz
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